"La vida no es esperar a que pase la tormenta,
es aprender a bailar bajo la lluvia..."

domingo, 6 de junio de 2010

El Alma de las Plantas

"¿Dónde están el alma y el espíritu de las plantas? ¿Cómo se manifiestan? Si se busca en el lugar equivocado, no se puede encontrar nada. Al igual que no se puede llegar a comprender el comportamiento de una brújula si se estudia sola, sin relación con el magnetismo de la Tierra, no se puede comprender el espíritu ni el alma de las plantas observando un único ejemplar, sin incluir el sistema planetario y el cosmos. Las plantas no son organismos individualizados, emancipados de las circunstancias externas como, hasta cierto punto, es el caso del ser humano. Como seres vivos físicos, naturalmente están presentes en el mundo fenoménico y perceptible, pero todo lo que sucede espiritual y anímicamente en su interior –que determina su nacimiento y muerte- tiene lugar en armonía con el Sol y la Tierra y está influido por el movimiento de los planetas y la Luna. Lo espiritual y anímico de la vegetación se extiende, por consiguiente, al macrocosmos, a lo metafísico. Su existencia no constituye un microcosmos, un ego aislado y privado como el ser humano. El alma de la planta permanece invisible, excepto para los videntes. Olvidemos pues los microscopios y aparatos de laboratorios y pongamos la mirada en el firmamento.
Las almas de las plantas han permanecido en los “cielos”, con las estrellas. No han caído en la materia ni están envueltas en las pasiones. Son puras y sanas, es decir, santas, razón por la cual poseen la capacidad de actuar sobre las pasiones, instintos y violencias de las confundidas almas emocionales de los seres humanos y, tal como lo formulara Bach, pueden elevar la frecuencia de sus vibraciones.

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