"La vida no es esperar a que pase la tormenta,
es aprender a bailar bajo la lluvia..."

jueves, 31 de marzo de 2011

Tener y retener

Las realidades más grandes y más bellas,
tanto más las tendrás cuanto menos las poseas y retengas.

Si quieres tener el mar, ¡contémplalo!,
y abre tus manos en sus aguas y todo el mar estará en ellas.
Porque si cierras tus manos para retenerlo,
se quedarán vacías.

Si quieres tener un amigo peregrino,
déjalo marchar y lo tendrás...
porque si lo retienes para poseerlo, lo estarás perdiendo,
y tendrás un prisionero.

Si quieres tener el viento,
extiende tus brazos y abre tus manos y todo el viento será tuyo...
porque si quieres retenerlo te quedarás sin nada.

Si quieres tener a tu hijo,
déjalo crecer, déjalo partir, y que se aleje,
y lo tendrás maduro a su regreso...
porque si lo retienes contra su voluntad,
lo pierdes para siempre.

Si quieres tener el sol y gozar de su luz maravillosa,
abre los ojos y contempla...
porque si los cierras para retener la luz que ya alcanzaste,
te quedarás a oscuras.

Si quieres vivir el gozo de tener,
libérate de la manía de poseer y retener.
Goza de la mariposa que revolotea,
goza del río que corre huidizo,
goza de la flor que se abre cara al cielo.
Goza teniendo todo,
sin poseerlo, sin retenerlo.

¡Sólo así gozarás de la vida, sabiendo que la tienes sin poseerla,
dejándola correr sin retenerla!
FOTO: LAURA EYHERAMONHO

http://www.elixiresparaelalma.com.ar

viernes, 21 de enero de 2011

EL HORNERO leopoldo lugones(argentino)

Foto: Laura Eyheramonho

La casita del hornero
tiene alcoba y tiene sala.
En la alcoba la hembra instala
justamente el nido entero.

En la sala, muy orondo,
el padre guarda la puerta,
con su camisa entreabierta
sobre su buche redondo.

Lleva siempre un poco viejo
su traje aseado y sencillo,
que, con tanto hacer ladrillo,
se la habrá puesto bermejo.

Elige como un artista
el gajo de un sauce añoso,
o en el poste rumoroso
se vuelve telegrafista.

Allá, si el barro está blando,
canta su gozo sincero.
Yo quisiera ser hornero
y hacer mi choza cantando.

Así le sale bien todo,
y así, en su honrado desvelo,
trabaja mirando al cielo
en el agua de su lodo.
Por fuera la construcción,
como una cabeza crece,
mientras, por dentro, parece
un tosco y buen corazón.

Pues como su casa es centro
de todo amor y destreza,
la saca de su cabeza
y el corazón pone adentro.

La trabaja en paja y barro,
lindamente la trabaja,
que en el barro y en la paja
es arquitecto bizarro.

La casita del hornero
tiene sala y tiene alcoba,
y aunque en ella no hay escoba,
limpia está con todo esmero.

Concluyó el hornero el horno,
y con el último toque,
le deja áspero el revoque
contra el frío y el bochorno.

Ya explora al vuelo el circuito,
ya, cobre la tierra lisa,
con tal fuerza y garbo pisa,
que parece un martillito.

La choza se orea, en tanto,
esperando a su señora,
que elegante y avizora,
llena su humildad de encanto.

Y cuando acaba, jovial,
de arreglarla a su deseo,
le pone con un gorjeo
su vajilla de cristal.