"La vida no es esperar a que pase la tormenta,
es aprender a bailar bajo la lluvia..."

jueves, 6 de mayo de 2010

Heidi



Hace muchos años, algo más de 35 años, encontré en casa de mis padres un libro desvencijado, las tapas se salían, las hojas eran amarillentas y la imagen de la tapa era una niña con una cabrita. Me llamó mucho la atención por que la nena era parecida a mí. El cabello lleno de rulitos, sonriente y con un vestido como los que usaba por ese entonces. Comencé a leerlo y no pude parar hasta la última hoja.
Este cuento me transportaba, me hacía soñar, viajaba por un mundo maravilloso, donde la naturaleza mostraba todo su esplendor, el cielo se mezclaba con la sima de los Alpes, las verdes praderas con manchones de flores silvestres, el viento que pasaba por entre las hojas de los abetos, el sol brillaba y los silencios silbaban en los oídos.
Me imaginaba una casa de madera de dos plantas, con todos los muebles de madera rustica. Y como Heidi acostada sobre mi pequeña cama mirando las estrellas y la luna por la ventana.
Hasta podía saborear la leche y el queso de cabra con el pan caliente. Vivir en la naturaleza todos los días, tirarse en el pasto y ver las nubes pasar, escuchar los pájaros, meter los pies en el arroyito de aguas frías. Que hermoso tener un abuelo que cuidara de mí y un amigo que jugara y riera hasta hacernos pis.
Pasó mucho tiempo, no vi más el libro, pero una de esas tardes de navegar en la web, encuentro una foto de la casa de Heidi, así estaba en el anuncio de viajes a Suiza.
Volvió todo a mi mente, todos los recuerdos mágicos de mi niñez. Y me he dado cuenta que sigue siendo mi esencia, mi gran sueño, que nunca acaba de completarse. Pero a la vez es mi motor, es dar vuela las páginas hasta encontrarme con el final, que en definitiva es el libro de la vida.
Laura.

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