Quiero contarles de los jardines que actualmente difruto. Mi propio jardín, el jardín de mi madre y el gran jardín el que me brinda el Universo. Mejor dicho como escribe Moraschela en su blog, el jardín no es mío es del Universo.
De todas maneras mi madre y yo somos las que sacamos yuyos, alimentamos la tierra, regamos si no llueve, elejimos las plantas y disfrutamos de ellas.
Particularmente me gustan los jardines, medios selváticos, sin predecir demasiado, como van hacer las plantas cuando estén adultas, si combinan los colores de las flores, si las hojas mas grandes van atrás o adelante. Me gusta que el aspecto del jardín sea como encontrar las plantas en un campo. Hay algunas plagas mezcladas con las plantas elegidas, es un jardín multicolor, con arbustos, árboles y flores.
Me gustan tener algunas plantas aromáticas, orégano, romero, tomillo, salvia, menta, albahaca, junto con árboles frutales, duraznos, damascos, peras, almendros, todo mezclados con flores, clavelinas, rosas, jazmines, ciñas, petunias, malvones, geranios, hortensias, lirios, no me puedo olvidar de las plantas autóctonas como el caldén, chañar, toda clase de tunas, cactus, hasta plantas acuáticas, nenúfares, camalotes, lentejas de agua, árboles como el paraíso, álamos, eucalipto medicinal, aromos, etc.
Este jardín me llena de placer, me pega al piso donde habito, camino y me parece que me crecieran raíces en los pies. Es la explosión de la naturaleza, todo en unos pocos metros……..
Mi padre tenia en claro que para envejecer había que hacerlo en un lugar donde uno esté todos los días en contacto con uno mismo, con la naturaleza en toda su manifestación. Levantarse y ver el cielo, el sol cuando sale y cuando se esconde, despertarse por que el canto de los pájaros hace insostenible el dormir. Pasar horas observando como el hornero construye su nido, las calandrias apoderándose de los nidos de los demás pájaros, ¡que belleza!.
Con mi vieja, de tarde en tarde nos tomamos uno mates debajo de los álamos y de los caldenes y hablamos poco, nos gusta escuchar los sonidos de las hojas cuando pasa el viento entre ellas, el trinan de los pájaros o el sonido del silencio. Es como un pacto silencioso entre las dos. Y siempre terminamos en el mismo comentario –sí papá viera como han crecido las catalpas, si viera como se juntán los aromos arriba de nuestra cabeza……… pero mi mamá y yo sabemos que él está ahí sonriendo como el lo imaginó su jardín.
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